¿Cómo protegerles?

Cuando existen menores en el núcleo familiar, ellos son lo primero. Partiendo de esta premisa, debemos dejar de lado todas nuestras desavenencias y marcarnos únicamente un objetivo: que los niños sufran lo menos posible. Y eso, podremos conseguirlo, si somos capaces de evitar la vía judicial, pudiendo entenderse a través de la mediación familiar, para que así, podamos evitarles el mal trago de tener que pasar por el Juzgado a decir si quieren más a Mamá o a Papá. No debemos olvidarnos de que hace no tanto, fuimos niños, intentando recordar cómo nos sentíamos ante situaciones difíciles vividas en el entorno familiar.

Tipos de custodia

Cualquier separación implica establecer un régimen de custodia a favor de uno de los progenitores, con un régimen de visitas a favor del otro, o bien, establecer una custodia compartida, donde los menores, pasarán idénticos periodos de tiempo con ambos progenitores. La tendencia judicial en los últimos años se inclina por las custodias compartidas, repartiendo así, a partes iguales, entre los padres, tanto los derechos como las obligaciones. Eso sí, siempre deberemos analizar, de una forma, lo más amplia posible, las vidas y las posibilidades de cada uno, para establecer finalmente cuál puede ser el régimen que mejor se adapte a las circunstancias de cada familia.

Los menores NUNCA deberían ser coaccionados

Si pensamos única y exclusivamente en el bien de los menores, ¿de verdad alguien puede pensar que comparecer en un Juzgado, ante un Juez y/o Fiscal, puede hacerles algún bien? Evidentemente, no. Ningún menor quiere comparecer ante personas que le resultan extrañas y menos aún, tener que decidir si quieren vivir con Papá o mejor con Mamá. Por eso, defenderemos hasta las últimas consecuencias, dejar a los menores al margen de todo el proceso judicial.